“Tengo miedo, tiemblo y no concilio el sueño; pienso que todo esto es una pesadilla y quiero despertar, no sé cómo va a acabar todo esto, no sé qué decirte, sólo que pienso en ti…”
Estas palabras las podría haber escrito un joven marroquí o subsahariano la noche antes de subir a la patera que le llevase a la otra orilla. O aquella mujer africana que, con su hijo en las entrañas, encuentra en su débil condición física el argumento de su vida para buscar un futuro mejor.
1 comentario:
Algunos tenemos claro que es un paso doloroso, triste e injusto para ellos (se ven obligados a dejar todo atrás, sin ninguna garantía de éxito en su futuro), e inexplicablemente otros piensan que hay que tratarles cómo si fueran pobres parias...
SON SERES HUMANOS!!!... Cómo tú, cómo yo...
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