EFE - Noelia Ramos
Cuatro años después de las avalanchas de inmigrantes de 2005, Melilla está viviendo un periodo de cierta tranquilidad en lo que a presión migratoria se refiere, aunque eso no ha llevado a bajar la guardia, ya que, con sus altibajos, la inmigración es un fenómeno que no cesa.
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