domingo, noviembre 15, 2009

Los muros de la vergüenza

TRINIDAD DEIROS - Madrid
Desde Brasil a Corea, pasando por España, bloques de hormigón y alambradas de espino separan a los seres humanos.

En el cementerio de Tarifa hay 25 tumbas olvidadas. Bajo las lápidas en las que sólo se puede leer un número grabado, reposan otros tantos inmigrantes sin papeles; de sus vidas no ha quedado ni el rastro de un nombre.

Estas tumbas sin identidad se asoman al Estrecho de Gibraltar, una escueta lengua de mar que en su parte más angosta tiene sólo 14 kilómetros pero que da forma a la frontera más desigual del mundo en cuanto a renta per cápita y desarrollo humano, según Naciones Unidas.

2 comentarios:

María dijo...

No son solo los muros de hormigón, de metal y de alambradas. Hay otros muros que nadie los ve y que hacen tanto o quizá mas daño que los mencionados. Son los muros del corazón, esos que abundan en silencio, esos que repelen al diferente, que odian al inmigrante, que solo ven peligro en los que no son como ellos. Y esos muros son aun más dificiles de echar abajo, de eliminar. Y duelen...

Beatriz Ruiz dijo...

María... no puedo dejar de aplaudirte por el comentario que nos traes...

Así es la realidad... Lamentablemente muchos estamos amurallados en nuestra perversa vida de primer mundo y que vengan de fuera a molestar... eso no!!!... Yo me atrevería a asegurar que esos miedos al diferente son producidos por la gran falta de cultura que tenemos... no hay más que repasar nuestra propia vida para saber que el hombre a lo largo de la historia ha sido y seguirá siendo migrante... pero cuando no se trata de nosotros, nuestros padres o abuelos... entonces amiga, es otra cosa...