martes, febrero 28, 2012

El duro relato de un deportado del otro lado de Arizona

28 de febrero de 2012
MIRNA PINEDA
Arizona es un estado “extremoso”.
Se puede morir por deshidratación o por congelamiento el mismo día.
Los pies de Daniel Hernández se entumieron por el intenso frío mientras caminaba en la madrugada por el desierto de Arizona; sentía grietas en sus labios ante la falta de agua y creyó que moriría en ese instante.
Días antes había dejado su pequeño pueblo en el estado de Veracruz, México, con la esperanza de un mejor futuro para su familia. Sin embargo, apenas cruzó la imaginaria línea fronteriza en medio del desierto, varios agentes interceptaron al grupo donde venía.

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