viernes, mayo 16, 2014

Las guerrillas libias se unen al hambre y la sed como amenaza de los emigrantes

15/05/2014 Las rutas migratorias no entienden ni de guerras ni de violencia. La revolución y posterior guerra civil que tumbó la dictadura de Muamar Gadafi nunca ha impedido que Libia siga siendo un lugar de paso frecuente de las rutas de los emigrantes subsaharianos que suben al norte de África o a Europa a ganarse la vida. Pero la sed, el hambre o la avería de los vehículos no siempre es la causa de la muerte de los «sin papeles» en medio del desierto del Sahara. Al menos ocho nigerinos han perdido la vida después de que el camión en el que viajaban fuera atacado por guerrilleros libios, según ha informado la agencia France Presse citando al Ministerio de Exteriores de Libia. «La semana pasada, en el eje Gatrone-Sebha (en el sur del país), un accidente de circulación ocurrido tras un choque con una milicia armada costó la vida a ocho ciudadanos nigerinos», informó la radio nacional. Todos eran, según la misma fuente, que citaba un comunicado oficial, emigrantes clandestinos nigerinos que fueron enterrados en Sebha. Había salido de Tahoua, en el oeste de Níger. Consciente de la grave insegrudad que azota al país, el propio Gobierno libio recomienda a los viajeros nigerinos en el comunicado que viajen con la debida documentación y eviten la vía terrestre. El triángulo que forman las inhóspitas y casi invisibles fronteras de Níger, Argelia y Libia son con frecuencia el escenario en el que mueren decenas de emigrantes. Los últimos hace pocos días. Los que logran ascender hasta la costa mediterránea no están exentos de peligro. También el mar que separa Libia de las costas italianas ha visto morir en los últimos días a decenas de africanos de diveras nacionalidades. Un infierno heredado Libia ha sido en los últimos lustros un país considerado bueno por loe emigrantes para ganarse la vida, bien de manera definitiva, bien de camino a Europa. Gadafi tenía sin embargo centros de detención donde los abusos de los derehos humanos estaban a la orden del día. Además, empleaba los flujos migratorios en beneficio propio. Cientos de esos emigrantes subsaharianos sin más objetivo que trabajar y ganar algo de dinero fueron víctimas en pleno levantamiento popular en 2011 cuando los rebeldes cargaron contra ellos por entender que «los negros apoyaban a Gadafi». Es cierto que el dictador vivía rodeado de cientos de mercenarios extranjeros que le daban seguridad, muchos de ellos eran tuareg malíes que tras la muerte del sátrapa volvieron bien armados a su país y fueron el germen de una nueva guerra que sigue sin estar cerrada en el norte de ese país. Pero el sentimiento popular de odio hacia el dictador impuso que todo aquel extranjero de raza negra que se pusiera a tiro fuera víctima del odio más visceral e irracional. Hace dos años y medio que Gadafi está enterrado y Libia cuenta con nuevas autoridades, pero el país sigue siendo una de las rutas migratorias principales y los viajeros africanos siguen siendo víctimas de todo tipo de abusos, cuando no mueren a manos de las milicias armadas, como hace unos días los ocho nigerinos.

No hay comentarios: