miércoles, julio 16, 2014

Menores migrantes: una crisis humanitaria

Jesús Ortega Martínez 15/07/2014 México y sus vecinos sufren actualmente una crisis humanitaria de gran magnitud: la migración masiva de niños, niñas y adolescentes no acompañados. Las causas de su emigración son variadas y complejas, pero la mayoría lo hace con la esperanza de reunirse con sus padres, adquirir mayores oportunidades económicas o para escapar de la violencia y la explotación que sufren en su lugar de origen. Casi la totalidad de las niñas, niños y adolescentes que migran solos y por vías irregulares lo hacen sin una protección social o legal, y sin ser conscientes de sus derechos como emigrantes cuando viajan a través de diferentes países. En este contexto, las y los menores son especialmente vulnerables a ser víctimas del endurecimiento de las políticas migratorias, la xenofobia, la discriminación, el secuestro y la extorsión por parte del crimen organizado o de las autoridades, así como a la trata de personas con propósitos laborales o sexuales. Grave resulta, asimismo, que a estos menores se les trate como criminales, ya que su detención y encarcelamiento por ser su situación irregular, tanto como resultado de un ingreso ilegal como de la falta de un permiso de residencia, va en aumento. Como es evidente, esta situación no sólo es violatoria de los derechos humanos reconocidos en la Constitución Política mexicana y en la Bill of Rights estadunidense, sino que también viola diversos instrumentos internacionales, principalmente la Convención sobre los Derechos del Niño, la cual es vinculante para ambos países. La Convención sobre los Derechos del Niño protege a todos los menores sin discriminación alguna. Se aplica a todos los niños, niñas y adolescentes en un Estado, independientemente de su nacionalidad o situación migratoria. Los principales derechos que amparan a la niñez y adolescencia migrantes de esta Convención son: la garantía de debido proceso en la política migratoria; el derecho inalienable a vivir en familia (derecho a la unidad o reunificación familiar); el respeto de los derechos sociales, económicos y culturales de niños, niñas y adolescentes migrantes con políticas específicas para atender sus necesidades de protección y desarrollo; y la vigilancia del destino de las remesas a fin de optimizar su impacto positivo en la calidad de vida de niños y niñas. Destacan también el derecho a la identidad, nacionalidad y a la protección frente a la detención y criminalización en el marco de la migración infantil y adolescente. El Estado mexicano está obligado a atender esta crisis desde su raíz, generando las condiciones para el goce y disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales de la niñez y la adolescencia. Asimismo, está obligado a exigir a Estados Unidos respeto a la Convención sobre los Derechos del Niño, así como a respetarla en nuestro territorio, independientemente de la nacionalidad de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en nuestro país. (Excelsior)

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