viernes, agosto 15, 2014

Docenas de inmigrantes son llevados a pisos de ONG por el colapso en los CIE

En las tres canchas de pádel cubiertas del polideportivo de Tarifa (Cádiz), 479 personas siguen hacinadas desde el pasado martes sin que nadie —ni la policía, ni la Guardia Civil, ni mucho menos Cruz Roja— sepa cuánto tiempo más van a estar allí. Faltan champú, gel y toallas. Ayer estaba previsto que llegasen tres cabinas con váteres y duchas. Algunos vecinos siguen acercándose con botes de comida. Y en los bares de la calle del pabellón los microondas han calentado decenas de biberones para alimentar a los bebés. Los coordinadores de Cruz Roja trataban de solucionar el abastecimiento de comida para hoy, festivo en la ciudad, como en tantos otros pueblos de España. Entre los inmigrantes abundan los de religión musulmana, con lo que tampoco sirve cualquier menú. Sobre palés se apilan cientos de latas de atún, salchichas de pavo y pollo, queso y zumos para salir del paso. En el segundo pabellón de la ciudad se acumulan otros dos centenares largos de inmigrantes y problemas parecidos. Las comisarías de policía no dan abasto para identificar a los 1.219 sin papeles llegados a bordo de barcas de juguete entre el lunes y el martes, en la mayor oleada que se recuerda en las costas de Cádiz. Y eso que durante las últimas horas varios cientos ya han sido trasladados a centros de internamiento de extranjeros (CIE) de toda España. Varios de ellos ya se han colapsado. Las autoridades tratan de adoptar atajos excepcionales: grupos enteros de subsaharianos están saliendo directamente desde los recintos policiales a las sedes de las ONG. Eso supondrá que docenas de inmigrantes quedarán en libertad, aunque sin papeles. Paradójicamente, abandonan las comisarías con órdenes de expulsión del país. “El traslado a centros de acogida es consecuencia de una decisión judicial”, explicó un portavoz del Ministerio del Interior. En esos pisos, gestionados por ONG, no hay vigilancia policial, lo que supone que estas personas gozan de libertad. “El traslado a centros de acogida es consecuencia de una decisión judicial”, explicó un portavoz del Ministerio del Interior. En esos pisos, gestionados por ONG, no hay vigilancia policial, lo que supone que estas personas gozan de libertad. Sobre las seis de la tarde de ayer, un grupo de 39 subía al autobús de Accem, una entidad de ayuda humanitaria, que prevé distribuirlos por pisos de acogida en toda España. Sonrientes, entran al autocar recitando nombres de sus ídolos deportivos: Luis Suárez, James, Cristiano Ronaldo…. Un par de policías que los custodian les siguen el juego. En otra comisaría, en la Línea de la Concepción, 25 subsaharianos más, todos varones, permanecen alojados en el patio con colchonetas y mantas, a la espera de órdenes de los superiores de Madrid. La hipótesis más probable anoche era ponerlos a disposición de las ONG. Uno de los agentes que los atienden se encoge de hombros, superado él también por las jornadas maratonianas de los últimos días. “No hay nada que hacer, no tenemos capacidad para gestionarlo todo. Nosotros tratamos de documentarlos, copiamos el nombre que nos dan, sea verdadero o falso, y les tomamos las huellas. De aquí salen a los CIE o a las ONG. Y una vez en la calle, se supone que tenemos que identificarlos para que se les expulse. Cuando vemos esas imágenes de las barcas, se nos cae el alma a los pies”. En privado, otros agentes alertan del caos reinante. Desde Vilanova de Arousa (Pontevedra), donde pasa unas semanas de vacaciones, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró ayer que Italia, desde la presidencia de turno de la Unión Europea, liderará una “política contundente contra la inmigración ilegal, aunque también de ayuda a las personas que quieren salir de sus países”. El alcalde de Tarifa, Juan Andrés Gil, del PP, demandó de Europa “políticas de cooperación para que también África pueda desarrollarse y esta gente no tenga que saltar en barcas al agua”. Gil restó importancia a las “disfunciones” en la vigilancia reconocidas por el Gobierno marroquí y aseguró que el problema es global y no se soluciona con “medidas paliativas”. “Marruecos no puede hacer mucho más”, añadió. “Yo me pongo en la piel de mi amigo el alcalde de Tánger, que tiene 10.000 inmigrantes allí en situación irregular. La Unión Europea debe adoptar medidas de verdad. Nos merecemos que esto cambie y que también África tenga una oportunidad”. En el espigón de Tarifa, las lanchas de Salvamento disfrutaron por primera vez esta semana de una jornada apacible. No tuvieron que rescatar ni una sola lancha de juguete. El subdelegado del Gobierno en Cádiz, Javier de Torre, aseguró anoche que el Ministerio de Justicia va a reforzar su plantilla de jueces y secretarios para dar salida a los expedientes de los inmigrantes.

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