domingo, mayo 17, 2015

El negocio de la inmigración: Los niños varados en los mares del sudeste asiático sufren hambre, enfermedad y abusos

16/05/2015 Las organizaciones humanitarias aseguran que hasta 8.000 personas podrían encontrarse a la deriva en embarcaciones sobrecargadas, muriendo de hambre y enfermedades, después de que los traficantes los abandonaran a su suerte en medio del mar. La ONU denuncia prácticas "inhumanas" al no dejarles desembarcar, pero de entre ellos, los niños son los que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. La agencia de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) está "muy preocupada" por la situación de los niños varados en barcos en los mares del sudeste asiático, que viajan junto a sus familias en pésimas condiciones en busca de una vida mejor. "Estos niños necesitan ayuda urgente y protección y tienen derecho a ello", afirmó este sábado Daniel Toole, director regional de Unicef para Asia Oriental y el Pacífico. Toole explicó que los niños que han huido de sus hogares, ya sea solos o con sus familias, "están expuestos a un mayor riesgo de abuso, explotación y problemas de salud". El representante de la agencia de la ONU dijo compartir también "la preocupación" de las informaciones que alertan de que algunos países están negando la entrada a barcos en los que viajan niños refugiados y migrantes. Finalmente, Unicef recordó que en virtud de la Convención sobre los Derechos del Niño, que todos los países del sudeste asiático han ratificado, "cualquier acción que pueda afectar a los menores debe guiarse por el interés superior de estos, sin importar quiénes son y de dónde vienen". Y concluyó diciendo que dicha convención obliga a los gobiernos a asegurar que todos los niños son atendidos en un lugar seguro, con acceso a educación, salud, servicios sociales y legales, con independencia de su estatuto de refugiado o migrante. La postura de los gobiernos del sudeste asiático ha provocado las protestas de las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos. Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) han exigido a los tres países (Tailandia, Malasia y Bangladesh) que acepten las embarcaciones. Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unas 25.000 personas zarparon en barcos desde Bangladesh y Myanmar durante el primer trimestre de 2015, el doble del número registrado en el mismo periodo de 2014. La mayoría de ellas pertenecen a la minoría musulmana rohingya, una de la minorías más perseguidas del mundo según las Naciones Unidas, y ni Bangladesh ni Myanmar les reconocen la ciudadanía.

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